Cuando del hambre hablamos...
“La Eucaristía no es un delivery que pedimos por una aplicación; es un banquete que necesita del compromiso y la participación de todos”, sostuvo, y agregó que “esa comida es el mejor antídoto contra la gran pobreza de la ciudad: la soledad. No es una relación intimista o privada que nos aleja de los hermanos y de la realidad. La Eucaristía es verdadera comida con sabor a todos”.
(De la homilía del Arzobispo de Bs.As. Monseñor García Cuerva)
Mi Reflexión.
La Eucaristía, en este contexto, se presenta como un acto de comunión que no solo nutre espiritualmente sino que también fortalece los lazos sociales, combatiendo la soledad y promoviendo una solidaridad activa.
Este sacramento nos invita a la reflexión sobre cómo la práctica religiosa puede influir positivamente en la sociedad, fomentando un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida.
Así, la Eucaristía se convierte en un símbolo poderoso de unidad y apoyo mutuo, esencial para el bienestar colectivo en un mundo cada vez más fragmentado.